lunes, 14 de diciembre de 2009

Nuestro marco teórico

Como hemos visto en las diversas posiciones teóricas, nos hemos centrado en los movimientos sociales más que en la violencia política en sí misma. El motivo de esto es que, tal y como hemos visto en el desarrollo de la investigación, hemos vinculado estrechamente el fenómeno de la violencia política con los movimientos sociales, ya que sobre todo en los últimos tiempos son dos elementos que suelen ir juntos cuando nos referimos a las ideologías extremistas, que ya definimos como objetivo de nuestra investigación.

Ya hemos adelantado en otras entradas del blog las líneas generales que seguiría la investigación, por ejemplo la teoría del paso de valores materialistas a postmaterialistas que hemos mencionado en otros posts, que como ya hemos visto ha funcionado como un elemento básico en el cambio de objetivos, valores y actitudes de los movimientos que utilizan la violencia política como instrumento. Esta teoría defendida por Inglehart como ya hemos visto se vincula estrechamente con la pirámide de las necesidades de Maslow, así podemos ver como en el desarrollo histórico de la violencia política en grupos de ideología extremista, a principios del siglo XX eran las necesidades de seguridad las que primaban en las reivindicaciones, mientras que actualmente son las necesidades basadas en las sociales, de estima y de autorrealización las que priman en los discursos de los grupos de ideología extremista.

Esta teoría está estrechamente vinculada con las teorías de la identidad en el sentido de que dicha identidad puede considerarse como un valor postmaterialista, por lo que pensamos que ambas teorías son bastante adecuadas para explicar el objeto de nuestro estudio. Buen ejemplo de la identidad como elemento clave en la participación en grupos de ideologías extremistas son los tres mecanismos que expone Blumer que podemos aplicar a la perfección en estos grupos, que se encuentran confrontados, viendo al grupo “opuesto” como un referente negativo, el factor del fortalecimiento de las relaciones personales es otro punto que consideramos influyente a la hora de ingresar en estos movimientos, y finalmente la visibilización pública de la identidad del grupo que se manifiestan a través de sus actos.

Con respecto a las teorías vinculadas a la acción con arreglo a fines no consideramos que sean tan adecuadas como las de arreglo a valores: la teoría de la elección racional no se adecua al fenómeno que estudiamos, al menos al estado de este en la actualidad, quizás se adecua más a la violencia política en épocas anteriores, cuando dicha violencia política estaba guiada por valores materialistas. Lo mismo ocurre con la teoría de la privación relativa que además de no explicar por qué ciertas frustraciones y descontentos se transforman en movimientos y otras no, los estudios demuestran que en numerosas ocasiones los sectores más movilizados no son precisamente los que sufren condiciones de mayor frustración o descontento.


En relación a las teorías de la movilización de recursos creemos que no se adecuan a nuestro objeto de estudio porque el concepto de estructura de oportunidad política no es tan crucial para el desarrollo de la violencia política. Quizás esta teoría se adecue más a los viejos movimientos sociales, y a aquellos grupos que utilizan cauces institucionalizados que se encuentran dentro de la legalidad para la consecución de sus objetivos.

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